13 Noviembre 2022 – Las Cronistas de la Comparsa
Por fin llegaron las ansiadas y esperadas fiesta del 2022. Atrás quedaron tiempos de incertidumbre y temor a lo ya bien conocido. Han sido unas fiestas únicas y ojalá repetibles pero no por las circunstancias acontecidas. Se han vuelto a disfrutar intensamente todos los momentos del pasado, otros nuevos e incluso aquellos que quedaron por celebrar como el 20 aniversario de la escuadra de “Colombinas» (2020) o el 40 aniversario del grupo retreta “Los Perlas” (2021).
Pues precisamente del grupo “Los Perlas” queremos hablar en este artículo, ese grupo que durante 40 años nos ha regalado tantos momentos de alegría, armonía y disfrute a los Marinos Corsarios en particular y a la ciudadanía de Villena en general.
Todo comenzó en 1980 cuando dos jóvenes decidieron reunir a sus congéneres de la comparsa y formar un grupo, con la finalidad de pasar un rato divertido y jocoso el 7 de septiembre en la Retreta. Ese año, y para hacer boca, salieron los dos encima de un camión vestidos de vendedores ambulantes. Muchas anécdotas permanecen en la cabeza de aquellos jóvenes, que lo siguen siendo de corazón y mente, pero sobre todo recuerdan los momentos de pavor al pensar cómo consiguió pasar aquel camión por las estrechas calles del desfile.
Al año siguiente, 1981, decidieron constituirse como grupo retreta dentro de la comparsa con el deseo de organizar dicho acto y pasar un día divertido. Terminada la reunión fueron a comer al Círculo Agrícola. El día les salió redondo, después de una gran comilona, risas, bailes y alguna copa que otra, se encontraron con la sorpresa que, el padre de uno de los componentes del reciente grupo había hecho suyo el coste de aquel primer encuentro. Aquellos jóvenes de 23-24 años estaban rebosantes de sueños, planes e ilusiones, dispuestos a engrandecer a su comparsa, con un don muy preciado como es el repartir alegría y buenos raticos.
Por aquellos entonces, los recursos disponibles eran escasos tanto a nivel económico como en el acceso a materiales para diseñar los trajes que se lucían en el desfile de la Retreta. El primer traje que sacaron era de ficha de dominó. Estaba hecho con los cartones de los frigoríficos y pintado con un compresor que les dejaron. Era tan frágil el material que incluso alguno tuvo que llevarlo a reparar el mismo día del desfile.

Cuentan que ese primer año, cuando se juntaban para confeccionar el traje, todavía no tenían un nombre para el grupo y mientras realizaban los trajes se les ocurrieron varios. Al final se barajó entre llamarse “Los Fichas” o “Los Perlas”. El primero estaba relacionado con el traje que iban a lucir esas primeras fiestas. El segundo estaba vinculado al chaleco de skay marrón con el que la comparsa desfiló entre 1970-1973 y el cual estaba rodeado de perlas.
Su primer anagrama se lo hizo Antonio Marruenda, y representaba fielmente el carisma del grupo, mozos repletos de energía, vigor y mucha fuerza. Posteriormente, decidieron cambiar de anagrama que identificase la época en la que se encontraban, y teniendo en cuenta que el paso del tiempo nos hace a todos más sabios y experimentados, Carlos Flor les realizo otro diseño. Este es el que se conserva en la actualidad y refleja su transición a una etapa diferente pero con los mismos objetivos.


Y si algo nos gustaría destacar en este artículo como emblema y parte simbólica del grupo, es su barco “Corajito” (2012), que a su vez es descendiente de “Titanic II” (2005), envidia y deseo de todo el que lo conoce y que refleja la esencia del grupo. Con él comparten viandas y buen vino a cualquiera que se acerque a saludarles, siempre tendiendo puentes de acercamiento y convivencia.

Pasaron sus primeros diez años entre risas y cachondeo, compañerismo, colaboración creatividad, comidas y diversión. Todo aquello les hizo fusionarse como un grupo muy especial compuesto por “amigos de Fiestas” ya que el motivo de sus reuniones era “La Retreta”. Al cabo de ese tiempo empezaron a formar parte del grupo las mujeres y novias de aquellos jóvenes, que por entonces poca participación tenían en los actos festeros. Fueron un gran complemento en ideas, colaboración, diversión y alegría. A ellas se fueron uniendo las generaciones más jóvenes y pronto pasaron de ser 16 o 17 a formar una gran familia, que perdura hasta el día de hoy y seguro que para toda la vida. Ellos mejor que nadie, saben lo que es crecer dentro de una comparsa y estar con el paso de los años, dispuestos a regalarnos a todos momentos de diversión.
Muchas son las anécdotas que nos cuentan y que darían para escribir otro artículo, pero nos limitaremos a resumir algunas de ellas: el año de las “vacas locas” terminaron encima de un carro en la diana del día 8; el cohete del traje de astronautas nunca prendió por mucho que lo intentaron y el año de Arguiñano surgieron alergias con el dichoso perejil.
El objetivo principal de sus proyectos nunca fue hacer crítica de la actualidad, sino visualizar y simbolizar aquellas cosas de la actualidad del momento, y de la que pudieran sacar una sonrisa. Para engalanar el desfile realizaron grandes objetos de atrezo, que se complementaban con el traje y que acompañaban con una canción, un baile o un lema que los identificase a su paso. Entre ellos destacar el muro que confeccionaron para visualizar la problemática entre Trump y los mexicanos, o el inmenso navío que acompañaron disfrazados de capitán, marineras y marineritos.
Sus ideas han sido inagotables, desde toreros en la inauguración de la plaza de toros, majorets, limones, bañistas, autos de choque, pulpos, monjas, Papas protegidos por la guardia Suiza, campanas, frailes,…y así, hasta cuarenta. Pero sin duda un personaje reincidente en sus desfiles fue y sigue siendo la figura de guardia civil, icono del grupo con el que consiguieron impresionar a más de una persona.
Lo que empezó como un grupo de 17 amigos, con el tiempo llegaron a ser más de doscientas personas desfilando con el mismo traje. El giro lo dieron el año 1996 cuando Ginés Valdés, siendo presidente, les propuso la idea de salir toda la comparsa con el mismo traje. Estuvieron pensando la propuesta y decidieron vestirse de limones, con la famosa canción del verano “un limón y medio limón”. El apoyo tanto de los socios, como de familiares y amigos fue espectacular y el día resultó un bombazo. En el desfile, llamaba la atención ver a tantas personas vestidas igual, cantando y bailando al mismo ritmo. Al año siguiente, decidieron salir de campanas, cantando “La Campanera” (pieza musical que nos acompañaba en el desfile de la Ofrenda por aquellos años). Además, invitaron a salir a las madrinas de las demás comparsas, y al final se apuntaron todos los cargos de aquel año, tanto mayores como infantiles, y por supuesto, todo aquel que quiso pasar un rato divertido. Fue todo un éxito y a partir de esos años continúo realizándose siguiendo la misma dinámica.

Un año hicieron la torre del orejón que acompañaron con sus orejones. Debido a la relación que tenía con la Feria Medieval, decidieron alquilar el local social en dicha feria, para lucir el torreón en la comparsa y se vistieron de frailes. Cuando algún osado se acercaba a contemplar la maravillosa torre que hicieron, el orejón salía por la ventana, asustando a los que por allí pasaban.
El diseño del traje lo decidían unos meses antes de fiestas, y a partir de ahí se ponían manos a la obra para su elaboración. Al principio se los confeccionaron ellos mismos, pero con el paso del tiempo buscaron una empresa de Castalla que los realizaba ajustándose a las necesidades del grupo. Hubieron años de mucho trasiego donde incluso el día 5 de septiembre todavía seguían pidiendo trajes y recogiendo complementos. Pero nunca les importó trabajar tanto, sacrificarse esos días, siempre que fuera para mejorar el espectáculo y hacer comparsa.
Desde hace muchos años es tradición presentarlo en la junta general del día 15 de agosto, donde uno de sus componentes desfila con él mientras que otro va describiendo a la perfección y con mucha guasa, el traje, los complementos, la canción y el bailecito que nos hará vibrar a todos el día 7 en la Retreta.
Siguen manteniendo las mismas costumbres que hace 40 años, el día 7 hacen su tradicional comida junto a los cargos de la comparsa, es allí donde encienden los motores que no apagaran hasta el día 8 después de la diana. Una de las mejores cualidades de sus integrantes es el respeto y cariño que los ha unido durante tantos años, y aunque no están todos los que son, cualquiera que quiera divertirse y estar entre amigos es bienvenido. Su lema es: “Siempre ir sumando”.
Este año para celebrar su aniversario organizaron un tardeo con bocadillo, bebida, música y baile en la comparsa, vestidos de Masáis y con la frase: “Contra más miras, máshay”. Ha sido impresionante el apoyo que han recibido por parte de los socios, amigos, invitados y simpatizantes, la afluencia ha superado todas sus expectativas.

Ha sido un año grande, un día para el recuerdo, y un día para celebrar y agradecer a este discreto grupo, su implicación con la comparsa, siempre esta cuando los necesitas y nunca se cansan de crear fantasía y dar alegría con humor y simpatía.
Quizás os extrañe no ver el nombre de los componentes del mismo, pero como ellos nos dicen: “Los Perlas” son y serán toda la persona que quiera disfrutar de la vida a su manera, esté dispuesta a apoyar el hombro y tenga un corazón tan generoso como ellos y ellas.
¡Gracias! querido grupo retreta “Los Perlas”, no nos imaginamos ya unas fiestas sin vosotros y vosotras, sois el engranaje necesario y perfecto en nuestra comparsa. El don que os caracteriza os hace únicos, repartir ilusión es tarea ardua en los tiempos que corren y vosotros creáis toneladas de sonrisas y sentimientos de felicidad.
¡Enhorabuena por tantos años juntos, por todo lo que os ha unido y por seguir siendo la música de nuestros bailes y el ritmo de nuestras almas!
Y haciendo mención con cariño a nuestros antecesores, los “Americanos, este grupo siempre parece…¡Un desmadre a la Americana!