El acto de la Ofrenda arrancó en 1954, con el nombre de “Ofrenda de flores de las comparsas de Moros y Cristianos a nuestra señora María de las Virtudes”.

La iniciativa la tuvo la comparsa de Moros Nuevos para conmemorar el Centenario de su fundación, haciéndose extensible al resto de comparsas un año después, dada la gran acogida que tuvo y oficializándose el acto. La finalidad era la de ofrendar con flores, productos de la tierra o enseres de valor con fines benéficos principalmente al Asilo de ancianos, pero también a diversas asociaciones locales. Con los años este acto adopto dos modalidades: valor artístico y valor útil.

La comparsa de Marinos Corsarios participó desde el principio en este acto, pero no fue hasta 1974 cuando surgió el “Grupo Ofrenda”, jóvenes con poca experiencia pero con mucha iniciativa y motivación.

Este artículo rinde homenaje a todas las personas que han formado parte de este grupo, a aquellos que han participado en algún momento, a quienes han impulsado su continuidad a lo largo de la historia y, sobre todo, a aquellos que han dedicado su tiempo en beneficio de toda la comparsa durante los últimos 50 años. Un relato histórico y de investigación que comienza el 7 de septiembre de 1974, año en el que se propone realizar un desfile especial en conmemoración del cincuenta aniversario de la Coronación de Nuestra Patrona la Virgen de las Virtudes (1973).

Durante estos 50 años ha habido dos periodos distintos. El primero destacó por sus ofrendas artísticas, obras de arte de valor incalculable que se realizaron desde 1974 hasta 2010 y que han dejado una marca distintiva en nuestra comparsa. Durante el segundo periodo, que abarca desde 2011 hasta la actualidad, se han retomado las ofrendas tradicionales de flores y artículos con fines benéficos para distintas asociaciones de nuestra ciudad.      

Existen numerosos recuerdos, acontecimientos y anécdotas detrás de cada año, pero debido a limitaciones de espacio, nos centraremos en relatar brevemente cada uno de ellos, prestando atención en el primer periodo, a los materiales utilizados para elaborar las ofrendas y destacando las innovaciones que surgieron año tras año, fruto del aprendizaje y de la experiencia adquirida. Es importante valorar al observar las fotografías, que detrás de cada una de esas obras efímeras, hay muchas horas de trabajo, estudio, planificación y organización.

Comenzaremos esta travesía relatando el primer periodo (1974-2010) en el cual, resaltaremos las diferentes etapas dentro del mismo, marcadas por el cambio de rumbo en las propuestas o por la innovación de los materiales utilizados.

En la primera etapa, de 1974 a 1976, se realizaron diversas obras que marcaron el inicio de la experimentación y aprendizaje en la elaboración de las ofrendas. En 1974, se creó “una carabela» como símbolo de nuestra comparsa, seguida de “un ancla» en 1975 y “el Castillo de la Atalaya» en 1976. La base utilizada para todas ellas fue de escayola y los materiales que se emplearon fueron conchas de mejillones para recubrir el barco, así como monedas de pesetas y de duro, que muchos de los lectores no habrán conocido, soportes de hierro, rollos de toña y caramelos para el áncora y  cajetillas de tabaco y rejas de hierro en el castillo.

Primera ofrenda valor artístico año 1974. “Carabela”

Debido al peso de las ofrendas, se replantearon el uso de materiales más ligeros así como, elementos que permitieran obtener mayores detalles y mejores resultados. Para conseguirlo, se sustituyó la base o esqueleto que hasta ahora se había realizado en escayola, por tablero aglomerado, comenzando una nueva etapa que abarcaría de 1977 a 1987.

En 1977 se construyó “el Santuario de la Virgen de las Virtudes”, una obra de una precisión asombrosa a simple vista. Aunque se siguieron  utilizando monedas y rejas metálicas, se incorporaron materiales como cajetillas de cerillas, pastillas de turrón, claveles y arroz, reproduciendo con gran precisión una gran cantidad de detalles. Con esta obra, se nos concedió por primera vez el 1º premio de ofrenda.

“Santuario de la Virgen de las Virtudes” (1977). Primera que nos conceden el 1º premio.

En el año 1978,  el proyecto consistió en recrear “la Torre del Orejón”, con una altura de 1,8 metros. Fue un gran reto porque hacía casi cien años que se había derruido la torre. Lograr una reproducción fiel a la original, fue un desafío que se logró gracias a la labor de investigación y a la generosidad de ciudadanos de Villena como D. José Ibáñez Martínez, conocido como el “Soli”, D. Vicente Prats Esquembre y D. José M Soler García. Entre los nuevos materiales utilizados destacaban los terrones de azúcar, las cerillas, rejas de madera, almendras, alubias blancas, lentejas y arroz pintado de azul. Sin embargo, lo más destacado e impactante, fue la incorporación de un mecanismo para que el Orejón entrara y saliera por su ventana inferior como lo hacía en su día el monumento. Esta innovación nunca antes vista en una ofrenda artística en Villena causó gran impresión.

                Para el año 1979 se materializo una réplica de “la Plaza de las Malvas”. Una vez más, se realizó una labor de investigación para obtener los planos a través del ayuntamiento, lo que permitió la construcción de esta réplica. En esta ocasión, se utilizaron materiales previamente empleados como alubias blancas, lentejas y flores, junto con otros nuevos como alubias rojas, sabina recortada, ramas de árboles, bancos de madera a escala, figuras infantiles y farolas con bombillas. De nuevo se añadieron detalles innovadores como el cuadro eléctrico que permitían encender las luces de las farolas y un mecanismo que hacía correr el agua por las fuentes. En esta ocasión tuvimos el privilegio y orgullo de dejarla durante todas las fiestas en el altar de la Iglesia de Santiago.

En 1980, aprovechando la experiencia adquirida en las obras anteriores, se llevó a cabo la construcción de “el Lavadero Municipal” que medía de largo 3 metros y medio. La información recopilada de los archivos municipales y el valioso material fotográfico facilitado por D. José Ibáñez Martínez, el “Soli”,  fueron esenciales para llevar a cabo este proyecto. El lavadero se creó utilizando alubias rojas y blancas, arroz, lentejas, almendras, pesetas, ramas de árboles y como novedad, una chapa metálica para el canal y chicles que simulaban las piedras. Se utilizaron cigarros para representar la puerta de acceso al huerto, puros para los cuchillos del tejado, terrones de azúcar y maíz coloreado para imitar los colores del escudo de Villena. De nuevo la mecánica se incorporó para crear un flujo de agua que corría por el canal y para el encendido de las bombillas. Además, se creó un mural en la parte trasera del lavadero, el cual representaba los lugares más emblemáticos y símbolos relevantes de Villena, como el Castillo de la Atalaya, las Torres de Santiago y Santa María, y el Escudo de Villena. Dicho mural se enmarco y se dejó en la Casa del Festero. Ese mismo año, también se realizaron dos maquetas más pequeñas, del Santuario de las Virtudes y la Torre del Orejón, que fueron portadas por los socios infantiles de la comparsa, las cuales terminaron de realizarse el día 5  de septiembre escuchando el Pregón de Fiestas.

“Lavadero Municipal” (1980).

A partir del 1981, año en el que se reprodujo “la Iglesia de Santa María”, se utilizaron todos los materiales
anteriormente mencionados. Gracias a esto, se logró con gran precisión, paciencia y esfuerzo un alto nivel
de detalle en los años venideros. Este proyecto fue ambicioso  y requirió varios intentos fallidos para lograr construir la torre de la iglesia. El resultado final mostró fielmente la estructura de conglomerado con sus salientes, las 7 campanas y los 4 relojes. La cúpula se hizo con alubias y lentejas y en ella se colocó una veleta y un pararrayos. La terraza incluía rejas hechas con cartón pintado de negro. El tejado se construyó utilizando pesetas y el pórtico de la facha principal se tallo en madera. Las ventanas se hicieron con cartón, las vidrieras con papel de celofán, la puerta lateral con chicles, las escaleras de almendras y el suelo de lentejas.

En 1982, se confeccionó “el Manto azul de Nuestra Virgen de las Virtudes” a petición de la Junta de la Virgen, ya que por aquel entonces no se disponían de muchos mantos y su elaboración era muy costosa. Para su realización fue necesaria la aportación económica de los socios de la comparsa y voluntarios. El manto fue colocado sobre un marco y en la parte trasera, fieles a nuestra forma de realizar las ofrendas hasta el momento, se elaboró un mural compuesto por los anagramas de las 14 comparsas, Junta Central de Fiestas, y el Escudo de la ciudad, junto con la imagen de la Virgen en el centro. Todo esto se realizó con alubias blancas y pintas, arroz, maíz, trigo y demás semillas. El manto fue bendecido el día 7 por la tarde en la Iglesia de Santiago y el mural, se enmarcó y se instaló en la escalera de entrada de la Casa del Festero. Dicho manto fue llevado por la Morenica el día 9 en su regreso al santuario.

En 1983, se quiso ofrendar al Asilo de ancianos con motivo de su centenario. Para tal acontecimiento de decidió realizar “un cuadro de chapa repujada” con el objetivo de conseguir mayor durabilidad en el tiempo. Dicho cuadro estaba forjado en una chapa metálica envejecida y en él se podía apreciar dos monjas recogiendo a un anciano, con la fachada del Asilo en el fondo y una orla recorriendo el boceto con la leyenda “100 años de Amor y Caridad”, lema que reflejaba el amor y entrega de las Hermanas de la Caridad a los ancianos asilados. Además del cuadro, se realizaron donaciones alimenticias por parte de los miembros de la comparsa. Actualmente sigue permaneciendo en la entrada del Asilo de Villena.

El año 1984, con motivo del centenario de la comparsa, se pensó en una ofrenda que representara nuestra historia en las fiestas de Moros y Cristianos. Para ello, se diseñó un proyecto con “Cuatro Torres Centenarias”, que consistía en la realización de cuatro torres con cacahuetes y trigo, que simbolizaban las cuatro etapas de la comparsa en las que desapareció y luego volvió a resurgir. Todas ellas estaban conectadas entre sí mediante cadenas de madera forradas de trigo, simbolizando así la unión entre las diferentes etapas. En el centro, se colocó un medallón con el emblema del centenario en un lado y el Escudo de la ciudad dentro de un timón en el otro lado. El conjunto se completó con una alegoría floral portado por los componentes de la comparsa y sus parejas.

Debido a la cantidad de retos que realizamos el año del centenario y a la cantidad de trabajo que implicaba crear las ofrendas majestuosas de años anteriores, los años 1985 y 1986 fueron periodos de transición, con ofrendas más sencillas, pero no menos espectaculares, donde las flores eran el material principal. En 1985 se realizó “el Anagrama de la Comparsa”, que consistía en un barco decorado con más de 400 docenas de claveles rojos y blancos. En 1986, se llevó a cabo una ofrenda denominada “Alegoría”, donde se utilizaron también galletas, colines y guirnaldas.

En 1987, se realizó “un Verso Mural a la Virgen”. El poema compuesto por la poeta Villenense Elena Montiel, fue representado con semillas sobre un fondo de arroz, con detalles realizados con alubias coloradas, panizo, simiente de calabaza y trigo. En la parte superior, sobre un tablero ovalado, destacaba la imagen de la Virgen de las Virtudes realizada con semillas, arroz, trigo y maíz, destacando las flores que llevaba en las manos que estaban hechas de plastilina. Este año marcó el comienzo de una nueva era, donde la juventud, encabezada por el grupo “el Chorrico”, empezó a inundar la comparsa con sus risas y travesuras durante los meses de verano, apoyados y dirigidos en todo momento por aquellos veteranos que con experiencia y sacrificio dirigían y preparaban las ofrendas.

A partir del año 1988, se inicia una nueva etapa en la que se cambia la estructura de tablero aglomerado, que se utilizaba como bases de las ofrendas, por corcho, para conseguir aligerar el peso de las mismas. En esta ocasión se elaboró un proyecto de gran envergadura como fue la construcción de “la Ermita de las Cruces”. El monumento estaba en ruinas y fue necesario recopilar mucha información hablando con personas mayores que habían vivido en esa época, así como consultar documentación gráfica de 1952. Se retoman los materiales empleados anteriormente como alubias, arroz, lentejas, pesetas, almendras, cartulinas, celofán, chapas metálicas y cacahuetes. El resultado fue una fiel reproducción a escala que impresionó a todo el pueblo debido a su desaparición y desconocimiento. Esta ofrenda tuvo un alcance internacional, ya que en aquel momento se estaba recopilando información sobre la Madre Esperanza, fundadora de la Congregación de los/as hijos/as del Calvario, con motivo de su canonización. Se sabía que durante 7 años había estado en la casa escuela que había junto a la ermita, pero debido a su destrucción no tenían más que fotos antiguas. Al ver la ofrenda,  solicitaron a la comparsa si podían llevársela al monasterio de Conllevalenza, una ciudad de Italia, para tenerla allí expuesta. Con mucho gusto, la comparsa donó la ofrenda a esta congregación y fue llevada en un camión hasta su destino.

En el año 1989, se decide recrear nuevamente “el Castillo de la Atalaya”, pero esta vez utilizando alubias pintas y lentejas, lo que permitió  crear una obra con muchos más detalles que la realizada en el año 1976 con cajetillas de tabaco. Sin embargo, este año cayó la gota fría en Villena y a mitad de desfile, fue necesario resguardar la ofrenda debajo de unos edificios y cubrirla con plásticos para evitar que se estropeara debido a las inclemencias del tiempo. A pesar de este contratiempo, la ofrenda logró ser protegida y preservada.

En 1990, debido a la falta de tiempo, se optó por un proyecto más sencillo. Se realizó “el Escudo de la Junta Central de Fiestas” en volumen, utilizando alubias pintadas de colores, maíz para la corona y las banderas de tela colgadas de los mástiles. Aunque, menos elaborada en comparación con las ofrendas anteriores, esta propuesta logró representar de manera reconocible el emblema de la Junta Central de Fiestas.

En el año 1991, el desafío fue enormemente ambicioso, ya que se decidió recrear “la Iglesia de Santiago” con todas sus dimensiones. Fue la obra más perfecta realizada hasta aquel momento. Se tuvieron en cuenta cada uno de los detalles, incluyendo la ornamentación de puertas, campanas, relojes, canaleras, gárgolas, balcones, farolas, etc. Para su realización, se utilizaron materiales tradicionales, destacando las alubias blancas de las paredes. Sin embargo, en esta ocasión se optó por utilizar trozos de manguera en lugar de pesetas para el tejado, lo que representó una novedad en la elección de materiales. El resultado final fue una impresionante reproducción de la Iglesia de Santiago, que destacó por su atención meticulosa a los detalles y su perfección en la ejecución.

“Iglesia de Santiago” (1991)

Destacar que tanto la torre de Santa María como la de la Iglesia de Santiago, se conservan actualmente en el museo histórico de la comparsa.

Durante los años 1992, 1993 y 1994, se llevó a cabo un arduo trabajo y dedicación para reproducir de manera fiel y a escala varios monumentos emblemáticos de Villena. Estos proyectos demandaron un tiempo considerable a lo largo del año. En 1992 se realizó “el Monumento a Ruperto Chapí”, en 1993 “el Santuario de la Virgen” y en 1994, “el Teatro Chapí”. Estas ofrendas fueronespectaculares, empleando todos los materiales conocidos y utilizados en los años anteriores, además de incorporar  mecanismos como el que se utilizó en el monumento a Ruperto Chapí, que permitía que el agua saliera por el libro y los caños frontales. Tanto jóvenes como adultos invirtieron numerosas horas en su elaboración, cuidando cada detalle para lograr reproducir a la perfección cada uno de los monumentos. Estas ofrendas fueron admiradas por su nivel de detalle y precisión, destacando por su laboriosa ejecución y su dedicación para capturar la esencia de los monumentos originales.

“Santuario de la Virgen de las Virtudes con su imagen” (1993). Utilización de diferentes materiales y técnicas que la realizada en 1977.

En 1995, se experimentó por primera vez con la técnica de trencadis en la realización de una ofrenda. Esta nueva técnica marcó el comienzo de una nueva etapa en esta época de las ofrendas. A petición del párroco de la Iglesia de la Paz, se creó “el mosaico Bautismo de Jesús«, el cual se puede apreciar en la actualidad en el interior de dicha iglesia. El uso del trencadis, que consiste en utilizar fragmentos de cerámica o vidrio para crear patrones y diseños, permitió que la obra tuviera una mayor durabilidad y resistencia, superando así el desafío de crear obras que perduraran en el tiempo. Este cambio en la técnica de construcción reflejó la aspiración de los socios de la comparsa de crear obras que dejaran un legado duradero y que pudieran ser disfrutadas por las generaciones futuras.

                El éxito del mosaico del Bautismo de Jesús determino la ofrenda de 1996. En esta ocasión se hizo “un mosaico Festero” como ofrenda. En él se representaban los anagramas de las 14 comparsas y en el centro se plasmó la Virgen con el escudo de Villena y de la Junta Central de Fiestas incrustado en su manto. Dicho cuadro se instaló en la parte de arriba de la Casa del Festero.

En el año 1997, y siguiendo las características de nuestras ofrendas más grandiosas, se llevó a cabo un proyecto que rondaba en la cabeza de muchos de los integrantes del grupo. Nos referimos a la majestuosa y singular “Plaza de Toros”. Con el uso de materiales tradicionales como las alubias blancas y pintas, arroz, lentejas, madera de marquetería, palos de polo y cartón ondulado, como novedad para los tejados, y mucha paciencia y trabajo, se fue dando forma a esta majestuosa estructura.

“Plaza de toros” (1997). En aquellos momentos, la plaza de toros estaba derruida por dentro.

Nos adentramos en el año 1998, conmemorando el 25 aniversario del grupo Ofrenda y el 75 aniversario de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de las Virtudes. Ambas efemérides requerían un proyecto conjunto. En esta ocasión se decidió realizar, a tamaño real, “la imagen de Nuestra Señora de las Virtudes” vestida con el manto azul que fue elaborado con restos de picado de piel dorada, beige y azul. A los pies de la Virgen, y rodeando la ofrenda, se dispusieron 24 cuadros confeccionados también con picados de piel, cada uno con la imagen de las ofrendas realizadas a lo largo de los años. Para la realización de las caras de la Virgen y el niño, se contó con la colaboración de D. Gaspar Tomás Mora, conocido como «Gastomo». El montaje final sería sobre un timón, donde en su parte central se ubicó la Virgen rodeada por unas nubes. Finalmente, los 24 cuadros recubrieron toda la estructura junto con dos anclas hechas de alubias pintas y maíz. Esta obra de arte excepcional se encuentra actualmente resguardada en una urna especial en el Museo de la Casa del Festero, donde se puede admirar y apreciar la meticulosa labor y dedicación que se invirtió en su creación. Esta ofrenda conjunta no solo fue un homenaje a la Virgen de las Virtudes, sino también el testimonio del legado artístico y la trayectoria del Grupo Ofrenda a lo largo de sus 25 años de historia.

“Imagen de la Virgen de las Virtudes” (1998). Se cumplía el 25 aniversario del “Grupo Ofrenda” y el 75 aniversario de la Coronación de la Virgen.

Desde 1999 hasta el 2002, el grupo ofrenda continuó creando monumentos emblemáticos de la ciudad utilizando los materiales tradicionales como alubias, arroz, lentejas, picados de piel, escayolas, cartulinas, manguera, etc. Estas ofrendas fueron “la Iglesia de San Francisco” (1999), el antiguo “Mercado de Abastos” (2000) que solía ubicarse en la Plaza del Rollo y que ya no existía en ese momento, “la maqueta de Villena antigua” (2001), basándose en un dibujo realizado por Pedro Marco y la cual se expuso en la Expofiesta de 2003 para posteriormente ser donada al Museo de la Casa del Festero y, finalmente, “la Mahoma” (2002), realizada a tamaño real y recubierta con picados de piel de colores. Esta ofrenda estuvo expuesta durante un tiempo en el hueco de la escalera de la Casa del Festero.

“Antiguo Mercado de Abastos” (2000).

Los siguiente tres años se decidió volver a realizar murales que perdurase en el tiempo y que tuvieran un sentido para la comparsa y en general para Villena. En 2003 se hizo “un mural de Villena” en el que se representaba como fondo la sierra de la Villa y el pueblo de  Villena con su Castillo rodeado de casas, huertas, campos e iglesias. En la parte de delante sobre un camino, destacaban montados en sus caballos el embajador Moro y Cristiano. Se realizó con miles de picados de piel en distintos colores y en la actualidad se puede ver en la parte superior de la Casa del Festero, en el último tramo de escalera. En 2004 se realizó “un mural con el escudo de Villena”. Para realizarlo se hizo una estructura con ángulos y vigas relleno de hormigón. Una vez preparado se incrustaron trozos de mármol puestos del revés para evitar que al pisarlo se pudiera resbalar la gente. El mismo día 7 después del desfile, se llevó al santuario de la Virgen donde posteriormente se colocó en el suelo de la explanada delante de la cruz. Al año siguiente, en 2005, se quiso hacer unas vidrieras para las ventanas del claustro del santuario, pero debido a incompatibilidades con el Patrimonio se tuvo que desistir de aquella idea y se decidió hacer “un mural con el anagrama de la comparsa y la rosa de los vientos”. Por aquellos entonces se iban a restaurar las cocinas del santuario y se decidió ponerlo a la entrada de las mismas. Nuestra primera idea era llevarlo a la sede social de la comparsa, por lo que se propuso en Junta General hacer una réplica. La idea fue aprobada y después de mucho esfuerzo y algún que otro imprevisto, se pudo disfrutar del mismo el día 7 de septiembre de 2006.

En 2006, el grupo ofrenda decidió recrear “la Central Electro-harinera”, un monumento desaparecido pero con gran importancia histórica en Villena. En esta ocasión se optó por utilizar materiales no perecederos como pequeñas piedras adheridas a  cartulinas, palos rectangulares de plástico y madera, moldes para las ventanas creados con nuevas técnicas, así como escayola, corcho y papel de celofán. Fue una técnica novedosa, ya que hasta la fecha no se había realizado ninguna ofrenda con este tipo de material.

“Central Electro-Harinera” (2006)

Al año siguiente, 2007, se decidió hacer  “la Ermita de San Sebastián”, que se ubicada cerca de los Salesianos, en el cruce de la Avenida Constitución con la carretera de Yecla. Para su construcción, se utilizaron los mismos materiales no perecederos empleados en la ofrenda anterior. Como curiosidad decir que se aprovechó la campana, la veleta y el pararrayos que previamente se había utilizado en la ofrenda de la Iglesia de Santa María (1981).

En 2008 se hizo una réplica a tamaño real de “la Fuente de la Rana” del santuario de Nuestra Señora de las Virtudes. Para su elaboración se utilizó corcho para crear la figura de la rana y se emplearon trozos de manises blancos para representar el resto de la fuente. Los barrotes fueron simulados con palos redondos y se colocó un aro de hierro para crear la valla. Uno de los aspectos destacados de esta ofrenda fue el mecanismo preparado para hacer salir el chorro de agua de la rana, lo cual causó gran admiración durante el desfile del día 7 de septiembre.

En el año 2009, se celebró el 125 aniversario de la comparsa y, para conmemorarlo, el grupo ofrenda pensó en una serie de proyectos especiales. Uno de ellos fue la creación de “un mural Anagrama del 125 aniversario» utilizando la técnica de trencadis, la cual ya se había utilizado en ofrendas anteriores. Además, como parte de las festividades, se decidió encargar “una insignia de oro para la corona de la Virgen«. Esta insignia fue elaborada con gran detalle y se colocó, para el desfile del día 7, en un cuadro junto con una dedicatoria explicando el motivo de su creación. Fue puesta en la corona de la Virgen el día 8 ante la admiración y el orgullo de todos los socios y socias de la comparsa.

Pasaban los años y el cansancio fue haciendo mella en todas las personas que durante tantos años habían estado al pie de cañón trabajando en las ofrendas. Para ello, en 2010, se intentó implicar de nuevo a las generaciones más jóvenes de la comparsa, intentando proyectar en ellos el gusto por la realización de las ofrendas. Se decidió realizar junto a todos ellos y bajo las directrices, acompañamiento y ayuda de los más veteranos, “un cuadro puzzle de la antigua bandera de los Marineros”. El día 7, durante el desfile, fue llevado por todos los participantes, quienes se turnaron para portarlo a lo largo del recorrido.

Lamentablemente, a partir del año 2011, se experimentó un cambio en la dinámica del Grupo Ofrenda. A pesar de la ilusión y el esfuerzo por mantener vivo el espíritu de sacrificio, trabajo y pasión en la elaboración de las majestuosas ofrendas, se encontraron con nuevos desafíos y distracciones que dificultaron su continuidad. Los tiempos habían cambiado y las personas tenían nuevas ocupaciones y entretenimientos que requerían otras atenciones. A medida que avanzaban los años, resultaba más difícil mantener el mismo nivel de dedicación y compromiso hacia las ofrendas. Como consecuencia, se optó por cambiar el enfoque del Grupo Ofrenda, priorizando el valor útil sobre el valor artístico. Esta transición hacia una nueva época supuso una gran melancolía para aquellos que habían luchado durante tanto tiempo por preservar esta tradición, que era un sello distintivo de los Marinos Corsarios y motivo de orgullo para todos los miembros de la comparsa.

Del 2011 al 2019 se decidió recaudar aportaciones voluntarias de socios y socias de la comparsa con las cuales, se compraban productos destinados a diferentes asociaciones. Para ello, cada año, se tenía en cuenta las necesidades de las distintas asociaciones de Villena, peticiones que recibíamos en la comparsa o propuestas realizadas por los socios y socias de la comparsa. El día  15 de agosto, en la Junta General se decidía el destino de dicha ofrenda de valor útil y se ponían manos a la obra. Durante este tiempo se colaboró en varias ocasiones con el “Asilo” de Villena, “Apadis”, “Cruz Roja”, “Aspanion” (asociación de niños afectados de cáncer), asociación “Sanamente”, “Alzheimer” y la “Sociedad protectora de animales” de Villena.

El año 2020, el Grupo Ofrenda tenía previsto colaborar con la asociación de “El Cerezo”. Sin embargo, debido a la pandemia y la cancelación de las fiestas, no fue posible llevar a cabo esa colaboración. Ante esa situación, la Directiva decidió destinar el beneficio de la Revista Especial de día 4 y de las mascarillas con el anagrama de la comparsa, junto a las aportaciones de los socios y socias, a la compra de productos para el “Asilo” de Villena.

El año 2021 fue un año vacío en la historia del Grupo Ofrenda debido a las circunstancias y acontecimientos del momento, como la persistencia de la pandemia y las restricciones asociadas.

Por último, en el año 2022, se retomó su labor solidaria colaborando con la asociación “Amif” mediante la donación de productos sanitarios, como alcohol, gel desinfectante, bolsas de basura de diferentes tamaños, papel y paños de cocina. Estas donaciones se realizaron en respuesta a las necesidades transmitidas por la asociación.

Y así llegamos al año actual 2023 donde en la Junta del día 15 se decidirá, un año más, el destino de nuestra ofrenda.

Durante estos 50 años, hemos sido testigos y protagonistas de innumerables momentos que recordaremos siempre. La dedicación de los socios, socias, amigos y amigas que han formado parte del Grupo Ofrenda, ha sido fundamental para el éxito y la continuidad de esta hermosa tradición.  No solo se trataba de pegar alubias, arroz, lentejas o manises, sino de todo el proceso que implicaba llevarlas a cabo, desde la investigación y recopilación de información, el estudio de planos, la realización de maquetas, la búsqueda de locales, el transporte y la creación de nuevas ideas. Esta travesía ha sido posible, gracias al empeño y trabajo de personas que han creído en un proyecto común y que han apostado por un sello de identidad en esta humilde comparsa a través del sacrificio y el esfuerzo. Nos referimos, a las  personas que empezaron los primeros años y que siguen, hoy día, llevando el timón del barco y en especial a su capitán Ginés Valdés Gabaldón que durante 48 años ha estado al frente de esta aventura.

El Grupo Ofrenda ha sido un ejemplo de cómo la pasión, el compromiso y la creatividad pueden tener un impacto positivo en la sociedad y al mismo tiempo, enriquecer nuestra historia y cultura. Es por ello que merecen nuestro reconocimiento y agradecimiento por su legado y por su labor desinteresada y altruista durante todos estos años.

Muchas cosas se nos quedan en el tintero debido a la cantidad de historia que hay detrás de cada una de las ofrendas realizadas. Tan solo dar la enhorabuena a todas y cada una de las personas que durante estos 50 años han trabajado o colaborado en hacer posible todos estos proyectos, a aquellos jóvenes que empezaron esta andadura y que durante tantos años han permanecido luchando año tras año en un nuevo desafío, a las personas que han ido y  venido un año u otro, y especialmente, a las familias que han sacrificado su tiempo juntos en beneficio de una comparsa, de un sueño o de una ilusión.

 Sentiros orgullosos de todo lo que habéis creado, de lo que habéis aprendido en estos años, de arrancar aplausos de admiración el día 7 de septiembre y sobre todo, de conseguir con vuestro esfuerzo que muchas personas crecieran a vuestro lado inculcando en ellas valores tan positivos como el trabajo en grupo, colaboración, la empatía y la verdadera amistad.

La comparsa de Marinos Corsarios siempre estará  agradecida por vuestro esfuerzo  y recordará con admiración todo lo que hicisteis durante estos años, con la esperanza que vuelva a resurgir un nuevo grupo de jóvenes valientes que sigan la estela de todo lo que vosotros y vosotras conseguisteis.

por las Cronistas de la Comparsa

María Ángeles Ortuño Navarro y Nuria Ferrándiz Díaz